domingo, septiembre 24, 2006

Blanco

He estado algún tiempo (bastante) sin actualizar. Mucho lio, o no tanto, en mi vida diaria. Lo justo para tener que dejar esto de lado. Como recompensa, un relato que escribí hace semanas y no sabía muy bien que hacer con él. Espero que guste y comenteis dando vuestra opinion.

Un saludo.

Blanco

Lo único que vio fue una pared blanca. Una pared blanca a los cuatro lados de una habitación sin puerta de no más de dos por dos. Nada, absolutamente nada más. Estaba tirado en uno de los rincones, hecho un ovillo, cuando despertó. No recordaba cómo había llegado hasta allí o si llevaba mucho tiempo, o poco, durmiendo. Sabía que se llamaba Álvaro y que tenía 26 años. O eso pensaba, ya que no recordaba nada más. Se levantó y se puso en el centro de aquella extraña habitación. Del techo, completamente liso, salía una luz intensa, también blanca, que cubría por completo las cuatro esquinas de aquella jaula sin barrotes.

Escuchó. Nada. Ni un ruido, ni una voz. Blanco. Absolutamente blanco. Esa era la palabra. Todo en blanco.

En ese momento se dio cuenta que llevaba puesta una camisa de lo que parecía algodón, y unos pantalones lisos del mismo tejido. Estaba descalzo pero, curiosamente, no tenía sensación de frió en los pies.

Se rascó la cabeza, intentando pensar cómo narices podría haber llegado hasta allí. Sobresaltado, apartó la mano. ¡No tenía pelo! Estaba completamente calvo. Asustado, buscó sus cejas y su barba. Nada. Como si le hubieran afeitado o depilado hasta el ultimo pelo de su cara. Se remangó y buscó en sus brazos, con idéntico resultado.

En ese momento entró en pánico. Una terrible sensación de terror, claustrofobia, impotencia y confusión recorrió su cuerpo. Se lanzó de puños contra la pared. Gritó, pidió auxilio, golpeó y pateó con todas sus fuerzas aquellas cuatro paredes. Lloró y sollozó hasta que cayó exhausto al suelo. Rendido y agotado, se quedó dormido, y nunca más volvió a despertar.

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