A ti, compañera. A ti, que tan buenos ratos supistes compartir conmigo y tantas risas y palabras. A ti, que supistes estar a mi lado en la alegría, pero que tambíen supistes, ya no solo apollarme, sino más valioso aún, escucharme, en los malos momentos. A ti, que tantas horas compartistes y tantas noches vistes pasar a tu lado con la única excusa de demostrarme tu amistad. A ti, que tantas lágrimas y lamentos supistes ahogar, y, no importandote tu dolor, solo buscastes mi sonrisa. A ti, que tan bien me comprendistes. A ti, amiga mia, van dedicadas estas lineas. Escuetas, si, pero con una profundidad que tan solo tú sabrás identificar. Por eso deseo que algún día las aguas vuelvan a su cauce, y todo vuelva a ser como antes.
Mientras tanto, yo, te esperaré aquí, en silencio.
Mientras tanto, yo, te esperaré aquí, en silencio.