
Llovía. No llevabamos paraguas y los dos corriamos de la mano, empapados. El agua nos calaba. Reiamos.
Su mano apretó más fuerte la mia. Un tirón y me vi arrastrado hacia un oscuro portal. Confundido, la busqué con la mirada, entre la penumbra. Sus ojos verdes se encontraron con los mios, un instante antes de besarme.
Su mano agarró con fuerza mi nuca empapada, acarició mi pelo y me empujó hacia ella. Su lengua, suave y caliente, se fundió con la mia en un beso humedo y pasional.
Mientras nos besabamos, la agarré con fuerza por su cintura, hasta que noté su cuerpo contra el mio. Nos dejamos caer contra la pared mientras nos abrazabamos fuertemente, intentando atravesar cada uno el cuerpo del otro.
Abrí los ojos, y la vi. Estabamos a solo unos centimetros, uno del otro. Mirándonos, sonriendo, inentando darle sentido a lo que acababa de pasar.
Suavemente la retiré el pelo, empapado, de la cara, descubriendo sus enormes ojos. La besé en la frente. Me agarró por la cintura, apoyó su cabeza en mi pecho, y me dijo: "Te quiero".
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